Un grande y un aprendiz

El viernes vi la parte final del Abogado del Diablo. Una película que siempre la vi por partes y con el paso del tiempo, a medida que iba viendo fragmentos la fui armando hasta completar la duración del film. No me gustó, me pareció una pelotudez.

El argumento no me gustó para nada y además, la pelotudez se refuerza con la actuacíón de Keanu Reeves, un tipo que nunca me transmitió nada (Máxima Velocidad safa -por Sandra Bullock más que nada, jaja-, cuando actuó en Drácula de Coppola fue un fiasco -no así, Winona Ryder y tampoco el que hace de Drácula-, después en Alguien tiene que ceder no transmite una mierda, tal vez porque es fuertemente opacado por Jack Nicholson y Diane Keaton, en fin, ¿no es un fiasco, Keanu?). Para mí, Keanu, es un tronco de aquéllos.

Pero a pesar de ser una película que no es de mi agrado pude deleitarme con algunos buenos pasajes del gran Al Pacino.
Cuando una película es mala pero hay un actor que se desempeña con lucidez, demuestra la calidad de actor que es. Digo de pronto, me parece.